¿Qué se necesita para comprender un texto? Esa fue la pregunta que motivó una serie de estudios que indagaron en la relación entre habilidades individuales y la rapidez con la que los lectores pueden incorporar información durante la lectura.
La capacidad de comprender lenguaje escrito es una de las competencias más importantes a lo largo de la vida de las personas (OECD, 2010). A temprana edad, la adquisición de la lectoescritura es uno de los pilares centrales de los primeros años de educación formal. Durante los años escolares, cuando las y los estudiantes transitan desde aprender a leer hacia aprender leyendo, esta habilidad les permite acceder a una gran cantidad de información y a construir conocimiento sobre el mundo. Más adelante, durante la adolescencia, la lectura ayuda a las y los estudiantes de educación media a desarrollar pensamiento crítico y abstracto.
Luego de los años de educación formal, la lectura sigue siendo una herramienta fundamental para el desarrollo socioeconómico de las y los jóvenes, independientemente de si optan por seguir una carrera universitaria o técnica, o si deciden entrar el mundo del trabajo. Durante la edad adulta, el lenguaje escrito se transforma para muchos en la principal forma de comunicación entre pares y, por tanto, la lectura se hace esencial de participación social. Durante la adultez mayor, los hábitos de lectura están relacionados con un envejecimiento saludable y son también una forma de mantener un vínculo con la realidad social y cultural.
En síntesis, leer es, a lo largo de la vida, una llave al esparcimiento saludable, al conocimiento y el desarrollo personal, así como a la participación y contribución exitosa a la sociedad (Agencia de Calidad de la Educación, 2014). En este contexto, investigadores del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la Universidad de Chile se propusieron abordar este tema.
Una serie de estudios del CIAE investigó la relación entre habilidades individuales y que tan rápido pueden las lectoras y lectores integrar información nueva al contexto durante la lectura. En estos estudios medimos ciertas habilidades en estudiantes universitarios, tales como su capacidad de memoria, velocidad de lectura, vocabulario, y comprensión general de lectura. Luego, los participantes realizaron un experimento en el cual se midió el tiempo que le tomó a cada uno leer palabras que aparecían en el texto, dependiendo de la oración que acababan de leer. Estas oraciones pueden describirse como informativas o no-informativas, y en general se espera que las personas lean más rápido cuando el contexto (es decir, la oración anterior) es informativo, siempre y cuando logren hacer inferencias rápidamente.
Resultados
Los resultados muestran que el tipo de oración previa claramente impacta el tiempo que toma a las lectoras y lectores leer las palabras que va encontrando, lo cual es esperado. Lo más interesante, sin embargo, es el efecto de las diferencias entre las personas que moduló el efecto del contexto.
Un primer estudio (actualmente en revisión para publicación), muestra que el vocabulario de los participantes determinó la velocidad con la cual ellos integraban la nueva información al contexto: quienes tiene un vocabulario más rico, lograron integrar nuevas palabras al contexto más rápidamente que aquellos con un menor vocabulario. En un segundo estudio (en preparación para publicación), una variable relacionada, en este caso la velocidad de lectura fue la que determinó la velocidad de integración de palabras al texto. La diferencia entre estos estudios fue la cantidad de texto que los participantes debían leer entre la parte informativa del contexto y las palabras nuevas. Combinados, estos estudios sugieren que una estrecha relación entre el conocimiento de palabras (expresado en el vocabulario y la velocidad de lectura) y la capacidad de hacer inferencias durante la lectura.
Estos resultados vienen a destacar la importancia del trabajo pedagógico en vocabulario, transversal a todas las asignaturas y no sólo como un objetivo de Lenguaje y Comunicación. Por ejemplo, es recomendable que todas las asignaturas trabajen con glosarios que sirvan para expandir el conocimiento léxico de los estudiantes. Finalmente, se espera que los resultados de ésta, y futuras investigaciones, puedan aportar a comprender de mejor manera el rol del conocimiento léxico para la comprensión de lectura a lo largo del desarrollo, y así informar prácticas pedagógicas más pertinentes y adecuadas.
¿Qué es el conocimiento léxico?
Cuando hablamos de conocimiento léxico, nos referimos al conocimiento que los estudiantes tienen sobre palabras en su idioma materno. Este conocimiento incluye el significado de las palabras (conocimiento semántico), pero también como esta palabra suena (conocimiento fonológico) y cómo se escribe (conocimiento ortográfico). Además del significado, el conocimiento semántico también incluye otros aspectos relacionados como por ejemplo la categoría a la cual el concepto que la palabra representa pertenece (p.ej., si es un animal o un objeto), y asociaciones con otros conceptos (p.ej., un martillo es una herramienta y está asociado a otras herramientas). Toda esta información confluye durante la lectura, haciendo que los lectores con mejores representaciones léxicas puedas construir modelos más complejos de las situaciones que el texto describe.
Sobre la investigación
Nombre: “Adult’s vocabulary contributions to inference making across sentence boundaries: evidence from self-paced reading (en revision)”
Autores: Ernesto Guerra (Centro de Educación Avanzada en Educación-CIAE, Universidad de Chile); Edmundo Kronmüller (Escuela de Psicología, Pontificia Universidad Católica de Chile)
Resultados:
► El conocimiento de palabras influye en la capacidad de las lectoras y lectores para hacer inferencias durante la lectura.
► Existe la necesidad de investigar el rol de las inferencias en la adquisición de nuevas palabras.
Fuente: CIAE (CENTRO DE INVESTIGACIÓN AVANZADA EN EDUCACIÓN). U. DE CHILE.
https://ciae.uchile.cl/index.php?page=view_noticias&langSite=es&id=1318